Cuando llegó al cargo con 78 años, Benedicto XVI ya
era el pontífice más viejo elegido en casi 300 años. Hoy tiene 85 años, y
en los últimos tiempos ha disminuido considerablemente sus viajes al
extranjero y ha limitado sus audiencias.
El Papa se traslada hasta el altar de la Basílica de San Pedro en una
plataforma móvil para ahorrarse los algo más de 90 metros de pasillo, y
de vez en cuando utiliza un bastón.
El año pasado, personas que pasaban tiempo con el pontífice afirmaron
que se encontraba débil y demasiado cansado como para seguir lo que le
estaban diciendo.
El Vaticano subrayó este lunes que ninguna condición médica
específica provocó la decisión de Benedicto XVI de convertirse en el primer pontífice en renunciar en 600 años.
Sin embargo, Benedicto XVI dijo que su avanzada edad significa que ya
no tiene la fuerza mental y física necesaria para liderar a los más de
mil millones de católicos en el mundo.
Estar cansado sería un diagnóstico perfectamente normal para un Papa
de 85 años de edad, incluso para alguien que no ha experimentado ningún
problema de salud grave y todavía tiene una mente ágil.
Benedicto XVI reconoció haber sufrido un accidente cerebrovascular
hemorrágico en 1991 que afectó temporalmente a su visión, pero luego se
recuperó por completo. En 2009, el Papa cayó y sufrió heridas leves
cuando se rompió una de sus muñecas mientras estaba de vacaciones en los
Alpes.
Un médico familiarizado con el equipo médico del Papa le dijo a
Associated Press el lunes que el pontífice no tiene enfermedades graves o
potencialmente mortales. Sin embargo, el médico dijo que el Papa “como
muchos hombres de su edad” ha sufrido algunos problemas de próstata. Más
allá de eso, el Papa está simplemente viejo y cansado, afirmó el médico
bajo condición de anonimato.
Según el hermano del Papa, Georg Ratzinger, el médico del pontífice
le aconsejó no hacer más viajes transatlánticos. De hecho, el único
viaje del pontífice programado al extranjero para este año era una
visita en julio a Brasil para las Jornadas de la Juventud.
Los expertos no se han sorprendido de los problemas de salud del
Papa. "En alguien de 85 y con artritis, las actividades que implican ser
el Papa son una lucha", dijo el doctor Alan Silman, director médico del
Centro de Estudio de la Artritis del Reino Unido. Según el médico, el
Papa tiene más probabilidades de osteoartritis, lo que dificulta moverse
sin dolor.
"Sería doloroso para él arrodillarse durante la oración, y mucho más
al volver a incorporarse ", dijo Silman, que agregó que para las
personas con artritis, incluso permanecer de pie por largos períodos de
tiempo puede ser un reto.
Silman dijo que algunos medicamentos pueden ayudar a aliviar el
dolor, pero la mayoría vienen con efectos secundarios como somnolencia o
problemas de estómago, que podrían ser más graves en los ancianos.
Joe Korner, un portavoz de la Asociación de Accidentes
Cerebrovasculares de Gran Bretaña, dijo que haber tenido un derrame
cerebral leve también puede ser una advertencia de un posible accidente
cerebrovascular importante en el futuro. "Me imagino que el Papa ha
entendido que esto puede suceder y que debe hacer algunos cambios en su
estilo de vida", dijo Korner.
Cuando se convirtió en Papa, Benedicto reemplazó a Juan Pablo II, que
murió en 2005 a la edad de 84 años. Él fue el pontífice más viajero,
visitando 129 países durante su pontificado de casi 27 años.
En el último año de su vida, Juan Pablo II se vio obligado a reducir
sus viajes a causa de la vejez y la enfermedad, incluyendo temblores en
las manos y problemas al hablar, incapacidad para caminar o levantar la
cabeza y otros síntomas de la enfermedad de Parkinson.
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